Oda
a la mujer
Mujer,
desde tu ventana se ven las espadas marinas
de los enamorados perforados en la guerra,
ellos traen torcidas armas que jugaron a los
naipes del cielo, sin sentir la muerte en
sus sombras cruzaron el ala nocturna: ellos
devuelven el sudor amado de tus brazos, el
reír hambriento de tu pecho
como ráfagas de fruto en el corcel de la
mirada de un niño feliz y muerto.
desde tu ventana se ven las espadas marinas
de los enamorados perforados en la guerra,
ellos traen torcidas armas que jugaron a los
naipes del cielo, sin sentir la muerte en
sus sombras cruzaron el ala nocturna: ellos
devuelven el sudor amado de tus brazos, el
reír hambriento de tu pecho
como ráfagas de fruto en el corcel de la
mirada de un niño feliz y muerto.
Mujer,
saludos, palmadas, retiro, memoria de abejas,
cristal de niña de furia dejan en los abalorios
aquellos que sacrificaron la esperanza
para darte la vida en la brevedad de la
caricia. Oh, eres: verdor del trueno en los
campanarios del verano, en ti esta el humo
de tus amados muertos.
saludos, palmadas, retiro, memoria de abejas,
cristal de niña de furia dejan en los abalorios
aquellos que sacrificaron la esperanza
para darte la vida en la brevedad de la
caricia. Oh, eres: verdor del trueno en los
campanarios del verano, en ti esta el humo
de tus amados muertos.
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