Los cuerpos
I
Amo
mis huesos
su
costumbre de andar rectos
de
levantar un semicírculo
para
abarcar el cielo
de
encadenarse en filigranas diminutas
para
favorecer el movimiento;
amo
mis huesos con sus curvas
sus
salientes
y sus
cuevas profundas.
Si
hubiera sido insecto,
también
habría amado mis antenas
como
amo ahora mis ojos con sus cuencas
y mis
manos inquietas
y
toda esta estructura
en la
cual vivo
en la
cual soy completa.
Y le
doy gracias al discutido Dios
de
creación perfecta o imperfecta
de
existencia absoluta
o no
existencia,
le
doy gracias
en
uso
de mi
cuerpo y su esencia.
Al
menos, comprendo su intención:
sé
que era buena.
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