Poema
“Yo creo en las
Noches”.
R. M. Rilke
Ayer
tarde pensé que ningún jardín justifica
el
amor que se ahoga desaforadamente en mi boca
y que
ninguna piedra de color, ningún juego,
ninguna
tarde con más sol que de costumbre
alcanza
a formar la sílaba,
el
susurro esperado como un bálsamo,
noche
y noche.
Ningún
significado, ningún equilibrio, nada existe
cuando
el no, el adiós,
el
minuto recién muerto, irreparable,
se
levantan inesperadamente y enceguecen
hasta
morirnos en todo el cuerpo, infinitos.
Como
un hambre, como una sonrisa, pienso,
debe
ser la soledad
puesto
que así nos engaña y entra
y así
la sorprendemos una tarde
reclinada
sobre nosotros.
Como
una mano, como un rincón sencillo
y
umbroso
debería
ser el amor
para
tenerlo cerca y no desconocerlo
cada
vez que nos invade la sangre.
No
hay silencio ni canción que justifiquen
esta
muerte lentísima,
este
asesinato que nadie condena.
No
hay liturgia ni fuego ni exorcismo
para
detener el fracaso risible
de
los idiomas que conocemos.
La
verdad es que me ahogo sin pena,
por
lo menos he resistido al engaño:
no
participé de la fiesta suave, ni del aire cómplice,
ni de
la noche a medias.
Muerdo
todavía y aunque poco se puede ya,
mi
sonrisa guarda un amor que asustaría a dios.
De: Habitantes de la nada
No hay comentarios:
Publicar un comentario