No
Me
niego a ser poseída
por
palabras, por jaulas,
por
geometrías abyectas.
Me
niego a ser
encasillada,
rota,
absorbida.
Sólo
yo sé como destruirme,
cómo
golpear mi cabeza
contra
la cabeza del cielo,
cómo
cortar mis manos y sentirlas de noche
creciéndome
hacia adentro.
Me niego
a recibir esta muerte,
este
dolor,
estos
planes tramados, inconmovibles.
Sólo
yo conozco el dolor
que
lleva mi nombre
y
sólo yo conozco la casa de mi muerte.
De: “De Habitantes de la nada”
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