jueves, 15 de diciembre de 2016

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ




A Esteban Flores.



La vida es un camino...

Sobre rápido tren va un peregrino
Salvando montes; otro va despacio
Ya pie; siente la hierba, ve el espacio...
Y ambos siguen idéntico destino.

A los frívolos ojos del primero
Pasa el desfile raudo de las cosas
Que se velan y esfuman. El viajero
Segundo bebe el alma de las rosas
Y escucha las palabras del sendero.

De noche, el uno duerme en inconsciente
E infecundo sopor; el tren resbala
Fácil sobre el talud de la pendiente,
Y el viajero no siente
Que en la campiña próvida se exhala
Un concierto de aromas...
El prudente
Que marcha a pie, reposa bajo el ala
De un gran ensueño, y trepa por la escala
Excelsa de Jacob. Cuando el Oriente
Clarea, se echa a andar, pero señala
El sitio aquel en que posó la frente.

Ambos llegan al término postrero;
Mas no sabe el primero
Qué vio, qué oyó; su espíritu desnudo
De toda adoración se encuentra mudo.
El otro peregrino recuerda cada voz, cada celaje,
Y guarda los encantos del paisaje.
Y los hombres lo cercan, porque vino
A traer una nueva en su lenguaje
Y hay en su acento un hálito divino...
Es como Ulises: hizo un bello viaje
Y lo cuenta al final de su destino...

Porque la vida humana es un camino.


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