Cañal en flor
Eran
mares los cañales
que yo
contemplaba un día
(mi
barca de fantasía
bogaba
sobre esos mares).
El
cañal no se enguirnalda
como
los mares, de espumas;
sus
flores más bien son plumas
sobre
espadas de esmeralda...
Los
vientos-niños perversos-
bajan
desde las montañas,
y se
oyen entre las cañas
como
deshojando versos...
Mientras
el hombre es infiel,
tan
buenos son los cañales,
porque
teniendo puñales,
se
dejan robar la miel...
Y que
triste la molienda
aunque
vuela por la hacienda
de la
alegría el tropel,
porque
destrozan entrañas
los
trapiches y las cañas...
¡Vierten
lagrimas de miel!
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