Pájaro de fuego
Dejé
entrar a un pájaro de fuego.
Apagué
la luz
para vaciar el espacio
y solo verlo a él.
Voló
sin quemar el silencio,
un pájaro
de llamas inofensivas.
Si
el fuego no se propaga,
el agua no puede
apagarlo, dijo la bruja.
Desafiante,
me mojé las manos
y le rocié el ala que más ardía.
Ahora
guardo
un pájaro herido
que no come de mi mano
en
una caja de madera
que no se quema.
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