sábado, 28 de julio de 2012

JOSÉ HIERRO






Segundo amor



I. Génesis

En el principio era el amor.
Cuando el alba buscaba un dueño.
Cuando todas las criaturas
Llevaban sus cuerpos desiertos.

En el principio era el amor.
En todo tenía su reino.
La noche entera era el latido
De tan hondo enamoramiento.

El amor y las almas, juntos
Fueron creando el universo.
Las almas fueron su metal.
El amor su mágico fuego.

En el principio era el amor.
Los cuerpos estaban desiertos,
Y cada cuerpo buscó un alma
Que lo tuviera prisionero.

Para el cuerpo, recién nacido
De la noche, todo fue nuevo.
Ignoró, por no entristecerse,
Que el alma tenía recuerdos.

En el principio era el amor.


II

Alguna vez un alma halló
El alma que la completaba.
Cuando los cuerpos se tuvieron,
Olvidaron que había alma.

No llegaron a lo que dura,
Y gozaron de lo que pasa.
Luego se fueron, dividieron
El caudal de su única agua.

III

En el principio era el amor.
Sin el amor nada existía.
El alma que una vez amó,
Nunca jamás se apagaría.

Volver a amar era intentar
Tornar al punto de partida,
Apresar humo, tocar cielos,
Poseer la luz infinita.

Volver a amar era querer
Revivir las flores marchitas.
Era escuchar la voz del alma
Que llamaba al alma perdida.

Volver a amar era llorar
Por la dicha desvanecida.
Era encontrar con quién partir
El pan y el vino de otros días.

Pero -de sobra lo sabemos-
Sólo una vez se ama en la vida.
Volver a amar es evocar
El amor que colmó la dicha.

Es, sin querer, hacer sufrir.
Sentir la rueda detenida.
Que si el espejo sufre es porque
La vieja imagen está viva.

En el principio era el amor.

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