Pecado
Présbita para el pasado,
miope para el porvenir,
me he quedado
como aquel que en la selva se ha extraviado
sin hallar rumbo fijo que seguir.
No hay un abracadabra
que violente y que abra
el mañana.
¡El mañana es una palabra!
Y el ejemplo de la mujer de Lot
me enseña por demás,
el bíblico peligro
de mirar atrás.
Ya es tiempo de bajar de mis palomares:
ya es tiempo de bajar de mis azoteas,
desde donde se alcanza
propicia lontananza;
Ya es tiempo que se vista de un morado
litúrgico,
mi esperanza.
La fantasía no es práctica.
Hay que bajar a la rúa;
hay que caminar derecho;
saludar a la gente
respetuosamente,
ocultando las palomas que llevamos en el pecho.
Y es indiferente
que asistas a la misa o a la prédica:
Nadie preguntará tu fe escolástica;
la gente se hará a un lado,
y harás tu vida práctica,
si llevas recatado
y oculto el Ideal, como un pecado.
En Revista de Revistas, XVII, No. 878, marzo 5 de 1927
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