La verdad de la poesía
I
La
poesía carece de lectores. Saberlo
nos
permite alejarnos de sus páginas
admitir
la exigencia de los tontos
y
convertir los versos en los balbuceos
de un borracho o un asmático.
Entre
hipos, entre sollozos de niños
que
no se resignan a tener sombra,
a
ver en el espejo papadas
con
cagarrutas y vientres redondos
como
peroles de brujas alemanas,
contamos
la miseria de los días,
ahítos
de sueño, faltos de esperanza,
repitiendo
las palabras de los otros,
de
aquellos que nunca supieron de poesía
como
tampoco algunos sabemos de boliche
o
de barajas. Sí, la poesía no la lee nadie,
nadie
la entiende, como no se entiende a Dios,
la
emoción ante los mares, las tormenras, las mujeres,
ni
siquiera por qué nos llamamos como nos llamamos.
La
poesía no se entiende
A nadie le importa
No
existen ángeles
Escribir
sobre rosas es asunto de biólogos o de criminales
retirados
—Scherer dixit. Nadie repara en
la estulticia
de
un argumento que pide monstruos incestos diálogos de idiotas
espejos
tibios que al mundo ofrecen la vanidad de sus muñones,
sus llagas, no sus lepras, sus miembros tumefactos.
Como
la poesía no se entiende
infestan
los callejones de los versos
los
que cuentan sus miserias los que narran
asaltando
al desprevenido transeúnte
con
sus escupitajos borracheras coitos y resentimientos
Hemos
convertido al poema en un cerdo enorme
tienes
manchas rojizas y un lunar en el rabo
parece
el mapa de un planeta ignoto
Nadie
se reconoce en ella pero todos quieren su tajada.
Como
la poesía no interesa
no
nos queda otro remedio
que
escribir que a nadie le interesa la poesía
si
investirnos queremos de poetas
gruñendo
y hozando
muy
contentos
II
¡Qué
bueno que a nadie le interese la poesía!
Libres
al fin de las exigencias de la métrica
de
la retórica de la ética del sentido
hagamos
fiesta retocemos en los prados
de
las líneas —yo sugeriría
incluso
enfrentar los ojos demudados
del
lector como niños jugando al cíclope y decirle
Trato
o truco
luego
degollarlo
al
cabo
de
su cabeza podran hacerse
siempre
tacos
y
con los huesos
agujas para enhebrar mejor relatos.
La
poesía debería dejar de aspirar al otro`
y
convertirse en un acto religioso
tan
íntimo y solitario
que
nadie se atreviera a decir soy poeta
por
miedo a qué oyeran otra cosa
preguntando cuánto pides
Libres
de esa necesidad
por
qué no imaginar que todos escribimos poemas
en
la soledad de nuestras casas
cuando
duerme la esposa el marido los hijos la sirvienta
ajenos a los crímenes perpetrados por
un
mundo de poetas donde nadie sabe qué dice el otro
III
Que
la poesía no se entienda
permitirá
acabar con las envidias
con
las lerdas tonterías de los cafés y las cantinas
A
quién le importan tus desdichas con la sílaba
la
imagen o el sentido
Tus
sentidos sólo existen para el poema
y
el poema sólo se escribe en un momento
por
lo general insólito
inesperado
como
la hora en que escribo este poema
sabiendo
que debo pagar la renta
y no tengo ni un
pero así se va tras de las nalgas que nos prometen la sonrisa
La
poesía es el arte del futuro
ha
perdido su vínculo con la demanda
No
debe cumplir con nada ni satisfacer
plebeyos
paladares —es la envidia de los cccineros el poeta
pero
no lo digan porque dismibuirían las ventas de McDonalds
Burguer
King, Sanborns y Sabritas.
El
poeta puede copular con quien desee
y
si se viene precozmente a quién le importa.
Saciado
en sí consigo mismo
el
lenguaje de nuevo su aspecto recupere
e incluso de mañana mientras otros se angustian
[por la cruda y los osos que habrán
hecho
podrá
decir
que
a nadie le importa un carajo la poesía
con
un eructo ahíto ante su imagen.
IV
Soy
un poeta sin lectores
aunque
amo a la poesía
del
mismo modo que amo a las adolescentes de largos cabellos
y
senos breves sin decir nada.
También
podría hablar de mi arrebato ante la perfección de la luz
o
la caricia del viento algunas tardes
sentado
en un sillón en el balcón de mi departamento
pero
estaría escribiendo poemas
diciendo
cosas que a nadie le interesan.
Mejor
debería redactar folletos
para
que uses ésta y no otra tarjeta de crédito
colocando
juegos de palabras ingeniosos
que
me inmortalizarán gracias a un profesor que aislara disemias, paronomasias y
glosemias
antes
de aplicarme la eutanasia presentándomela como una sensual Anastasia
o bien
folletos
con vistas turísticas
la
única forma socialmente aceptada de arrobo ante el paisaje
Lo
que los poetas callan
es
que el lenguaje nació
para
que los diseñadores tuvieran
con
qué llenar sus huecos
para
que las fotografías no se vieran tan desoladas
como esas mujeres minuciosamente ataviadas que
[se van quedando cada vez más solas en
las barras
de
los bares de los grandes
[hoteles a medida que la noche avanza
Las palabras no distinguen a los hombres
tan sólo a los tipógrafos
He aquí la única
verdad de la poesía
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