sábado, 6 de julio de 2019

JOSÉ HOMERO





La verdad de la poesía



I

La poesía carece de lectores. Saberlo
nos permite alejarnos de sus páginas
admitir la exigencia de los tontos
y convertir los versos en los balbuceos
      de un borracho o un asmático.
Entre hipos, entre sollozos de niños
que no se resignan a tener sombra,
a ver en el espejo papadas
con cagarrutas y vientres redondos
como peroles de brujas alemanas,
contamos la miseria de los días,
ahítos de sueño, faltos de esperanza,
repitiendo las palabras de los otros,
de aquellos que nunca supieron de poesía
como tampoco algunos sabemos de boliche
o de barajas. Sí, la poesía no la lee nadie,
nadie la entiende, como no se entiende a Dios,
la emoción ante los mares, las tormenras, las mujeres,
ni siquiera por qué nos llamamos como nos llamamos.
La poesía no se entiende
     A nadie le importa
No existen ángeles
Escribir sobre rosas es asunto de biólogos o de criminales
retirados —Scherer dixit. Nadie repara en la estulticia
de un argumento que pide monstruos incestos diálogos de idiotas
espejos tibios que al mundo ofrecen la vanidad de sus muñones,
    sus llagas, no sus lepras, sus miembros tumefactos.

Como la poesía no se entiende
infestan los callejones de los versos
los que cuentan sus miserias los que narran
asaltando al desprevenido transeúnte
con sus escupitajos borracheras coitos y resentimientos
Hemos convertido al poema en un cerdo enorme
tienes manchas rojizas y un lunar en el rabo
parece el mapa de un planeta ignoto
              Nadie se reconoce en ella pero todos quieren su tajada.
Como la poesía no interesa
no nos queda otro remedio
que escribir que a nadie le interesa la poesía
si investirnos queremos de poetas
gruñendo y hozando
               muy
                  contentos


II

¡Qué bueno que a nadie le interese la poesía!
Libres al fin de las exigencias de la métrica
de la retórica de la ética del sentido
hagamos fiesta retocemos en los prados
de las líneas —yo sugeriría
    incluso enfrentar los ojos demudados
del lector como niños jugando al cíclope y decirle
              Trato o truco
luego
          degollarlo
al cabo
de su cabeza podran hacerse
siempre tacos
y con los huesos
     agujas para enhebrar mejor relatos.
La poesía debería dejar de aspirar al otro`
y convertirse en un acto religioso
tan íntimo y solitario
que nadie se atreviera a decir soy poeta
por miedo a qué oyeran otra cosa
     preguntando cuánto pides
Libres de esa necesidad
por qué no imaginar que todos escribimos poemas
en la soledad de nuestras casas
cuando duerme la esposa el marido los hijos la sirvienta
    ajenos a los crímenes perpetrados por
un mundo de poetas donde nadie sabe qué dice el otro


III

Que la poesía no se entienda
permitirá acabar con las envidias
con las lerdas tonterías de los cafés y las cantinas
A quién le importan tus desdichas con la sílaba
la imagen o el sentido
Tus sentidos sólo existen para el poema
y el poema sólo se escribe en un momento
por lo general insólito
inesperado
como la hora en que escribo este poema
sabiendo que debo pagar la renta
       y no tengo ni un
    pero así se va tras de las nalgas que nos prometen la sonrisa
La poesía es el arte del futuro
ha perdido su vínculo con la demanda
No debe cumplir con nada ni satisfacer
plebeyos paladares —es la envidia de los cccineros el poeta
pero no lo digan porque dismibuirían las ventas de McDonalds
Burguer King, Sanborns y Sabritas.
El poeta puede copular con quien desee
y si se viene precozmente a quién le importa.
Saciado en sí consigo mismo
el lenguaje de nuevo su aspecto recupere
                 e incluso de mañana mientras otros se angustian
[por la cruda y los osos que habrán hecho
                                                                                                        podrá decir
que a nadie le importa un carajo la poesía
con un eructo ahíto ante su imagen.


IV

Soy un poeta sin lectores
aunque amo a la poesía
del mismo modo que amo a las adolescentes de largos cabellos
y senos breves sin decir nada.
También podría hablar de mi arrebato ante la perfección de la luz
o la caricia del viento algunas tardes
sentado en un sillón en el balcón de mi departamento
pero estaría escribiendo poemas
diciendo cosas que a nadie le interesan.
Mejor debería redactar folletos
para que uses ésta y no otra tarjeta de crédito
colocando juegos de palabras ingeniosos
que me inmortalizarán gracias a un profesor que aislara disemias, paronomasias y glosemias
antes de aplicarme la eutanasia presentándomela como una sensual Anastasia
    o bien
folletos con vistas turísticas
la única forma socialmente aceptada de arrobo ante el paisaje

Lo que los poetas callan
es que el lenguaje nació
para que los diseñadores tuvieran
con qué llenar sus huecos
para que las fotografías no se vieran tan desoladas
             como esas mujeres minuciosamente ataviadas que
       [se van quedando cada vez más solas en las barras
                                                 de los bares de los grandes
[hoteles a medida que la noche avanza

             Las palabras no distinguen a los hombres
             tan sólo a los tipógrafos

                He aquí la única
             verdad de la poesía



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