martes, 8 de diciembre de 2020

PIERRE LOUYS

 

 


 

La amiga recién casada

 


 

Esta tarde casó Melisa, mi mejor amiga. Era propicio el signo: nuestras madres se hallaban 
encintas. En la ruta del cortejo no se han marchitado aún las rosas; brilla aún en las antorchas la llama nupcial.

Deshago el camino con mi madre, y sueño, sueño... Tal como ella fue hoy, pudiera serlo yo. ¿Acaso no florece 
mi infancia en pubertad?

Ese mismo fastuoso cortejo, las flautas, los aires nupciales y el carro florido del esposo, la pompa y la fiesta 
-una tarde- será todo para mí, por mí, entre los gajos de olivo.

Y así como a esta hora Melisa se muestra desnuda ante un hombre, yo dejaré caer mis velos, y habré de saber, 
en la noche perfumada y atónita, qué es el amor. Y más tarde, quizá, ansiosos pequeñines mamarán 
de mis pródigos senos.

 

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