Gatos
Como tras los mullidos ves tres gatos
a su trisagio erótico ceñidos,
saltar por los tejados, aguerridos
como otros D'Artagnan, Porthos y Athos,
pasas
a depender, no de insensatos
pensamientos ajenos repetidos
ni de tu larga deuda de descuidos
sino del paso de estos gatos gratos.
pensamientos ajenos repetidos
ni de tu larga deuda de descuidos
sino del paso de estos gatos gratos.
El
primero te quita de lo humano
sin llevarte por eso a lo divino;
el segundo te anima la sonrisa;
sin llevarte por eso a lo divino;
el segundo te anima la sonrisa;
con
el tercero, piensas, de la mano,
más cabal, de la cola del felino:
¿a qué, no siendo humanos, tanta prisa?
más cabal, de la cola del felino:
¿a qué, no siendo humanos, tanta prisa?
De "Reducción del infinito"
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