martes, 1 de marzo de 2016

EUGENIO DE NORA




Carmen de las manos maravillosas



¡Versos de amor! Qué pronto queda
dicho todo, sin empezar.
Es igual que mirar al cielo
iluminado alguna vez.

Tan honda en lejanía, tan puro
lo que quisiéramos cantar.
Pero qué decir de una rosa
en la mano, en el corazón.

( Sentarse al borde de una fuente,
sedientos, y verla temblar
en el junco verde, en el pájaro
que alegra la onda de la luz.

Tan indecible y sin palabras
como adorar, quedar, sentir
al aire en flor de una sonrisa
toda nuestra felicidad. )

Yo no sé bien por qué, tentado
de imposible, quiero decir
cómo la dicha excede al hombre,
cómo es tan inefable ser;

¡ser, solamente, ser, completos,
esto que somos al amar!
Una lira sonora, ebria,
en manos...
             ah, ¿de quién, de quién?


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