La
sombra de mi alma
La
sombra de mi alma
huye
por un ocaso de alfabetos,
niebla
de libros
y
palabras.
¡La
sombra de mi alma!
He
llegado a la línea donde cesa
la
nostalgia
y la
gota de llanto se transforma
alabastro
de espíritu.
(¡La
sombra de mi alma!)
El
copo del dolor
se
acaba,
pero
queda la razón y la sustancia
de mi
viejo mediodía de labios,
de mi
viejo mediodía
de
miradas.
Un
turbio laberinto
de
estrellas ahumadas
enreda
mi ilusión
casi
marchita.
¡La
sombra de mi alma!
Y una
alucinación
Me
ordeña las miradas.
Veo
la palabra amor
desmoronada.
¡Ruiseñor
mío!
¡Ruiseñor!
¿Aún
cantas?
Diciembre de 1919. (Madrid.)
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