¡Oh,
Margarita!
Una cita a la sombra de tu oscuro
Portal
donde el friecillo nos convida
A
apretarnos los dos, de tan estrecho
Modo,
que un solo cuerpo los dos sean:
Deja
que el aire zumbador resbale,
Cargado
de salud, como travieso
Mozo
que las corteja, entre las hojas,
Y en
el pino
Rumor
y majestad mi verso aprenda.
Sólo
la noche del amor es digna.
La
soledad, la oscuridad convienen.
Ya no
se puede amar, ioh Margarita!
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