lunes, 12 de junio de 2017

FERNANDO FERREIRA DE LOANDA




El ahogado



De alhelíes la sepultura,
rociada en tibia
afinidad con algas,
abriga náufragos
en la palidez de la niebla.

Pardo mundo inconsútil,
la ilusión navega
bajo el extinto albedrío
del retardado suicida
que purifica esperanzas.

Soñar: ya no sueña.
Manos clavadas en el abismo,
la boca abierta a todo el mar
y al pasar el laberinto,
los ojos, ya no ojos:
dos espejos.

1947



Versión: Maricela Terán


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