miércoles, 17 de octubre de 2018

JOSÉ LANDA





Las naves 

Para Raúl Blanqueto y Carlos Vadillo, 
en la ebriedad de sus memorias. 



Las naves que no fueron las que nunca han sido otra cosa 
que traficantes de fierezas 
Buscan un sitio en la memoria de hombres pobladores de 
los muelles 
Sus esqueletos quedan ahora como cascos habitación del 
óxido después de una batalla 
Vencedores de una pelea víctimas de la hecatombe del 
invencible tiempo 
Sangran la sangre es un río sin desembocadura el grito 
es una espina muda en la ingle 
De aquellas naves ninguna dura las arenas hablan de 
capitanes y marineros que nadie conoce 
Los libros cuentan de ladrones asesinos escoria de otros 
siglos blanco del odio y la indiferencia de estos días 
Ya el salitre recorre antiguos nombres apellidos que son 
moneda corriente en las calles 
Ya el olvido recobra lo que le pertenece incluso la huella 
que alguna vez dejaron esas naves en la brisa 
para alabanza y gloria de sus héroes 
Han pasado los años sólo queda de las hazañas de fieros 
navegantes estas palabras que nada cuentan de 
ellos ni los alaban 
Y esta obsesión de pensar que existieron


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