No basta que en su cueva se encadene
No
basta que en su cueva se encadene
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene,
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene,
ni que
Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.
En vano
anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.
Muerta
Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y sustos como el pecho mío.
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y sustos como el pecho mío.
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