Un sueño de celos
Caminando
contigo y otra dama
por
un parque boscoso, la susurrante hierba
corría
sus dedos a través de nuestro silencio sospechoso
y
los árboles se abrían hacia un sombreado
claro
e inesperado donde nos sentamos.
Creo
que el candor de la luz nos desalentó.
Hablamos
sobre deseo y ser celoso,
nuestra
conversación una simple bata suelta
o
un mantel de pic-nic blanco desplegado
como
un libro de modales en el desierto.
«Muéstrame,»
dije a nuestra compañera, «lo que
tanto
he deseado, tu estrella malva del pecho.»
Y
ella consintió. Oh ni estos versos
ni
mi prudencia, amor, pueden curar la herida de tus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario