Romances de la voz sola
Que
quede grabado en mí,
que
todo el momento exacto
con
su plenitud perfecta
quede
en mi interior vibrando...
Que
nada se pierda de él,
que
no tenga que encontrarlo,
pobre
limosna, en el sueño,
con
su perfil deformado.
Que
todo el ser, blanda cera,
guarde
su latido exacto,
pájaro
vivo en la malla
de
voluntad apresado,
que
toda el alma esté alerta
y mi
cuerpo esté afilando
sus
mil memorias pequeñas
dispuestas
a recordarlo.
Esta
voz, que no es mi voz,
con
la que hablo y me río,
que
habrá de seguir en mí
y
habrá de acabar conmigo,
esta
voz, que no es mi voz,
que
está robándole el sitio
a
esa voz que yo me sé
cantando
sonidos vivos...
Esta
voz, que no es mi voz,
¿habrá
de acabar conmigo
sin
que la otra voz, mi voz,
pueda
surgir de su olvido?
Pero
mi voz está lejos
y no
siente lo que digo.
Faltas
de luz mis palabras
van
anegándose en ritmo
con
un jadear penoso
que
sabe de su vacío
y el
momento está esperando
no
sé qué matices tibios
que
hagan ahondar mi palabra
por
senderos de infinito...
Pero
mi voz está lejos
y no
siente lo que digo.
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