Nunca
mía
Soñé
que en las instancias de mi ruego
tu
amor me prometiste enamorada,
y al
brillo de la luz de tu mirada
para
siempre quedé tu esclavo ciego.
Al
estrecharte entre mis brazos luego
hiciste
alarde de la fe jurada,
y
con tu boca ardiente y perfumada
me
contagiaste tu pasión de fuego.
Mas
todo era un engaño torturante,
vana
ilusión que vio mi fantasía
en
ese paraíso de un instante:
¡Porque
lejos de mí, ceñuda y fría,
llenas
de hiel mi corazón amante
siendo
de todos, pero nunca mía....!
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