viernes, 13 de agosto de 2021

LUIS FELIPE VIVANCO

 

 


 

Presentación a los pájaros

 

 

Con mi niñita nueva bajo el brazo

salgo a la primavera,

nuestra niña de invierno aún empañada

de calor tuyo y vaho de tu cueva.

Salgo al volar travieso de los pájaros

con mi niñita nueva,

nuestra cachorra acariciada por la

nocturna vecindad de tus riberas.

Bajo el brazo la traigo y no me olvido,

al contemplaros, de ella;

¡oh juventud del cielo!, ¡oh campo verde

y recuestos en flor como una fiesta!

La traigo blanca y rubia y no la cambio

por la menuda yerba,

ni por la más silvestre forecilla

que un delantal, en vez de un traje, estrena.

¡Cuántas veces los dos hemos salido

prolongando la espera

tan frecuentada ya por sus pisadas

y andada, con su ritmo, hacia la sierra!

Su ritmo entre los surcos, con el denso

crecer de la cosecha,

y en el pujar suave de los árboles,

y en la dulce estrechez de las veredas.

Su ritmo en tu cintura, y en tus húmedas

mejillas con ojeras

de la tarde que se apaga, su caricia

de fresco viento matinal que empieza.

Gorjeos matinales nos descubren

otra vez, pero aquella

éramos, los dos solos, nuestro abrazo,

y ahora somos, también, su mies pequeña,

su pelusilla rubia, su puñado

de sol, de agua despierta,

¡cortejadla, mis pájaros, y amadla!

¡mi ruiseñor, y mi mirlo, y oropéndola!

¡Mi urraca que a saltitos desmenuzas

tu fama de usurera!

¡Mis golondrinas de hace un año, dentro

del viejo portalón con sus macetas!

¡Mis huéspedes celestes, tan asiduos

cantores, tan cerca,

tan de huerto cerrado y pobres tapias,

tan de lluvia y celindas, tan de veras!

Piad como esta vez, como sois siempre

de alados, como cuelgan

vuestras voces y juegos bulliciosos

en el aire que huele a lila y menta.

Tú, ruiseñor, el trino entreverado

de magnolia y estrella.

Y tú, mirlo, tus silbos casi azules.

Tú, urraca, tu cascada voz de tierra.

Vosotras, golondrinas, vuestra albórbola

cotidiana y obrera.

Tú, oropéndola, el eco espejeante

de un interior sonoro de colmena.

Con mi niñita nueva bajo el brazo

llego a la primavera,

¡mirad que os la presento aún con escarcha,

recién hecha de amor, y nuestra y vuestra

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