martes, 3 de junio de 2014

MIGUEL ARTECHE SALINAS



 

Canción del río indiferente

 
 

Cuando las soledades metálicas de las ruedas hicieron
Vibrar tu cabeza rasgada por estrellas
-Rápido, señorial, antiguo,
Inmutable, prisionero por las islas de arena-,
Reposaste fluyendo, en la noche, en la muerte.

Cuando la punta yerta de la flecha se hundió en tierra,
Y el cuerpo sigiloso del conquistador, vencido, cayó en tierra
Haciéndose igualmente hueso: tú entrabas en el mar,
Te detenías huyendo, en la noche, en la muerte.

Cuando todo sea olvidado (porque todo será olvidado);
Cuando no recordemos quiénes fuimos bajo ese árbol que ha de ser una mesa,
Y cuando la mesa se transforme en el fuego,
Y cuando todo se restituya en ti -¡oh madre tierra!-, en tu terrón amargo:
Tú fluirás cantando, seguramente cantando
En la noche, en la muerte.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario