jueves, 30 de abril de 2015

JULIÁN DEL CASAL


 

5. Nostalgias


1

Suspiro por las regiones
donde vuelan los alciones
     sobre el mar,
y el soplo helado del viento
parece en su movimiento
     sollozar;

donde la nieve que baja
del firmamento, amortaja
     el verdor
de los campos olorosos
y de ríos caudalosos
     el rumor;

donde ostenta siempre el cielo,
a través del aéreo velo,
     color gris;
es más hermosa la luna
y cada estrella más que una
     flor de lis.

2

Otras veces sólo ansío
bogar en firme navío
     a existir
en algún país remoto,
sin pensar en el ignoto
     porvenir.

Ver otro cielo, otro monte,
otra playa, otro horizonte,
     otro mar,
otros pueblos, otras gentes
de maneras diferentes
     de pensar.

¡Ah! si yo un día pudiera
con qué júbilo partiera
     para Argel,
donde tiene la hermosura
el color y la frescura
     de un clavel.

Después fuera en caravana
por la llanura africana
     bajo el sol
que, con sus vivos destellos,
pone un tinte a los camellos
     tornasol.

Y cuando el día expirara
mi árabe tienda plantara
     en mitad
de la llanura ardorosa
inundada de radiosa
     claridad.

Cambiando de rumbo luego,
dejara el país del fuego
     para ir
hasta el imperio florido
en que el opio da el olvido
     del vivir.

Vegetara allí contento
de alto bambú corpulento
     junto al pie,
o aspirando en rica estancia
la embriagadora fragancia
     que da el té.

De la luna al claro brillo
iría al Río Amarillo
     a esperar
la hora en que, el botón rojo,
comienza la flor de loto
     a brillar.

O mi vista deslumbrara
tanta maravilla rara
     que el buril
de artista, ignorado y pobre,
graba en sándalo o en cobre
     o en marfíl.

Cuando tornara el hastío
en el espíritu mío
     a reinar,
cruzando el inmenso piélago
fuera a taitiano archipiélago
     a encallar.

A aquél en que vieja historia
asegura a mi memoria
     que se ve
el lago en que un hada peina
los cabellos de la reina
     Pomaré.

Así errabundo viviera
sintiendo todo quimera
     rauda huir,
y hasta olvidando la hora
incierta y aterradora
     de morir.

3

Mas no parto. Si partiera
al instante yo quisiera
     regresar.
¡Ay! ¿Cuándo querrá el destino
que yo pueda en mi camino
     reposar?


* * *

 
De "Nieve"

 

 

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