¿Qué tendrá?
¿Qué tendrá la hija del sepulturero,
que con asco la miran los mozos,
que las mozas la miran con miedo?
Cuando llega el domingo a la plaza
y está el bailoteo
como el sol de alegre,
vivo como el fuego,
no parece sino que una nube
se. atraviesa delante del cielo:
no parece sino que se anuncia,
que se acerca, que pasa un entierro...
Una ola de opacos rumores
substituye al febril charloteo,
se cambian miradas
que expresan recelos,
el ritmo del baile
se torna más lento,
y hasta los repiques
alegres y secos
de las castañuelas
callan un momento...
Un momento no más dura todo:
más, ¿Qué será aquello,
que hasta da falsas notas la gaita,
por hacer un gesto
con sus gruesos labios
el tamborilero?
No hay memorias de amores manchados,
porque nunca, a pesar de ser bellos,
“buenos ojos tienes"
le ha dicho un mancebo.
Y ella sigue desdenes rumiando,
y ella sigue rumiando desprecios,
pero siempre acercándose a todos,
siempre sonriendo,
presentándose en fiestas y bailes
y estrenando más ricos pañuelos...
¿Qué tendrá la hija
del sepulturero ?
Me lo dijo un mozo,
-¿ Ve usted esos pañuelos?
pues, se cuenta que son de otras mozas.. .,
¡ de otras mozas que están ya pudriendo!. . .
Y es verdád que parece que huelen
que huelen a muerto.
¿Qué tendrá la hija del sepulturero,
que con asco la miran los mozos,
que las mozas la miran con miedo?
Cuando llega el domingo a la plaza
y está el bailoteo
como el sol de alegre,
vivo como el fuego,
no parece sino que una nube
se. atraviesa delante del cielo:
no parece sino que se anuncia,
que se acerca, que pasa un entierro...
Una ola de opacos rumores
substituye al febril charloteo,
se cambian miradas
que expresan recelos,
el ritmo del baile
se torna más lento,
y hasta los repiques
alegres y secos
de las castañuelas
callan un momento...
Un momento no más dura todo:
más, ¿Qué será aquello,
que hasta da falsas notas la gaita,
por hacer un gesto
con sus gruesos labios
el tamborilero?
No hay memorias de amores manchados,
porque nunca, a pesar de ser bellos,
“buenos ojos tienes"
le ha dicho un mancebo.
Y ella sigue desdenes rumiando,
y ella sigue rumiando desprecios,
pero siempre acercándose a todos,
siempre sonriendo,
presentándose en fiestas y bailes
y estrenando más ricos pañuelos...
¿Qué tendrá la hija
del sepulturero ?
Me lo dijo un mozo,
-¿ Ve usted esos pañuelos?
pues, se cuenta que son de otras mozas.. .,
¡ de otras mozas que están ya pudriendo!. . .
Y es verdád que parece que huelen
que huelen a muerto.
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