Atrevimiento
amoroso.
Amor,
tú que me diste los osados
intentos
y la mano dirigiste
y en
el cándido seno la pusiste
de
Dorisa, en parajes no tocados;
si
miras tantos rayos, fulminados
de
sus divinos ojos contra un triste,
dame
el alivio, pues el daño hiciste
o
acaben ya mi vida y mis cuidados.
Apiádese
mi bien; dile que muero
del
intenso dolor que me atormenta;
que
si es tímido amor, no es verdadero;
que
no es la audacia en el cariño afrenta
ni
merece castigo tan severo
un
infeliz, que ser dichoso intenta.
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