Cosas,
Celalba mía, he visto extrañas
Cosas,
Celalba mía, he visto extrañas:
cascarse
nubes, desbocarse vientos, altas torres besar sus fundamentos,
y vomitar la tierra sus entrañas;
duras
puentes romper, cual tiernas cañas;
arroyos
prodigiosos, ríos violentos, mal vadeados de los pensamientos
y enfrenados peor de las montañas;
los
días de Noé, gentes subidas
en
los más altos pinos levantados, en las robustas hayas más crecidas.
Pastores,
perros, chozas y ganados
sobre
las aguas vi, sin forma y vidas, y nada temí más que mis cuidados.
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