Métrica
de la Sumisión
A la sombra de la barba del patriarca
La
barba del patriarca se extiende hasta donde llegan tus cabellos,
no la
ves,
porque
es invisible a los ojos de las hembras,
ni
las perras, ni las zorras ni tú mujer la veis.
La
barba de patriarca da más sombra a tu sombra,
pero
no te cobija en los días ardientes del verano,
y en
la estación fría no deja que la luz derrita la escarcha de la noche.
La
barba del patriarca te estrangula la voz,
te
tatúa en la espalda la cruz o el sello de Salomón
¿Nunca
te explicaron los sabios porque no puedes ser sabia?
Sólo
te dicen que la sumisión es grata a los ojos del Padre,
y que
el conocimiento envenena la sangre,
que
ni hijos ni dulces son buenos cuando una mujer descubre los enigmas,
pues
su estirpe procede de la astuta serpiente.
La
barba del patriarca se extiende y da ritmo a tus ciclos,
ni
las burras, ni las camellas ni tu mujer la veis.
desterrada
en tu cuerpo, blanqueadas tus dudas con la cal de los fariseos,
sólo
sabes que parirás pronto y mal,
o
tarde y a destiempo,
mientras
el sol sigue su curso.
Conoces
el desprecio, sabes que nunca serás ungida,
mira fijamente
los ojos del cordero
y
verás en ellos la sal a punto de ser agua,
la
hoguera o el ara.
Antaño
cortejaste con la bestia,
y
debes entregar a las barbas del patriarca la cabeza,
arrancar
del corazón conocimiento y rebeldía,
parir
vástagos, vestirlos con sudario
y
abandónalos en las puertas del reino de los cielos,
en
las puertas del paraíso del profeta,
en
las puertas de la tierra prometida,
en
las puertas...
porque
tú nunca cruzarás el umbral,
dicen
que la sabiduría es invisible a los ojos de las hembras,
y ni
la serpiente, ni la zorra ni tú mujer la veis.
Del libro: "métricas del alma"
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