lunes, 9 de diciembre de 2013

GONZALO MARQUEZ




  
Génesis



Para sobrevivir nos arriesgamos a la memoria, nos entregamos
al vacío.

Ya conocimos el ave de rapiña del viento y la serpiente del
agua. El silencio jamás volverá a separarnos.

Regresamos al sílex, escuchamos la oración del fuego.
Emprendemos el numinoso sobresalto. Vivimos la voracidad de
los hallazgos y el juego espectral del deseo.

El único fruto del árbol al que no podemos renunciar es a su
sombra. Sufrimos la persecución de la primavera –y fue allí
donde la palabra se hizo verde.

Lo que más dura es el instante, lo que más oculta es la luz.
Cuando se interrumpe el tiempo alguien decide nacer.


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