martes, 3 de diciembre de 2013

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA




Madrigal


Tu tez rosada y pura, tu formas gráciles
de estatuas de Tanagra, tu olor de lilas,
el carmín de tu boca, de labios tersos;
las miradas ardientes de tus pupilas,
el ritmo de tu paso, tu voz velada,
tus cabellos que suelen, si los despeina
tu mano blanca y fina toda hoyuelada,
cubrirte como fino manto de reina;
tu voz, tus ademanes, tú...no te asombres;
todo eso está ya a gritos pidiendo un hombre.


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