sábado, 21 de diciembre de 2013

NICOLÁS SUESCÚN




Los antepasados 




Las proclamas de algún tatarabuelo
deben de andar por mi sangre
trastocadas en poemas,
igual que la nariz de la hermana
de las madres de sus padres,
o la terquedad de ese ancestro
remoto y rústico, ignorante,
que se quemó las manos en el fuego,
o la furia de ese remero oscuro,
esclavo en una galera en que viajó Virgilio,
o la falaz sonrisa de algún inquisidor
ante una pira en la que ardía una bruja.
De estas cosas, y de otras incontables,
nadie se puede librar, aunque lo quiera. 

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