sábado, 29 de marzo de 2014

MIGUEL DE UNAMUNO




Luciérnaga celeste, humilde estrella
De navegante guía: la Boquilla
De la Bocina que a hurtadillas brilla,
Violeta de luz, pobre centella


Del hogar del espacio; ínfima huella
Del paso del Señor; gran maravilla
Que broche del vencejo en la gavilla
De mies de soles, sólo ella los sella.


Era al girar del universo quicio
Basado en nuestra tierra; fiel contraste
Del Hombre Dios y de su sacrificio.


Copérnico, Copérnico, robaste
A la fe humana su más alto oficio
Y diste así con su esperanza al traste.
¿Por qué esos lirios que los hielos matan?

 

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