A los
ojos de Laura
¿Un soneto a tus ojos, Laura mía?
¿No hay más que hacer sonetos, y a tus
ojos? -Serán los versos duros, serán flojos;
pero a Laura mi afecto los envía.
¿Con que ha de ser soneto? ¡Hay tal
porfía!
-¡Ta!, que por estos súbitos arrojos se ven tantos poetas en sonrojos,
que lo quiero dejar para otro día.
-Respondes, Laura, que no importa un pito
que no sea el soneto muy discreto, como hable de tus ojos infinito.
-¿Sí?- Pues luego escribirle te prometo.
Allá voy... ¿Para qué, si ya está
escrito, Laura mía, a tus ojos el soneto?
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