Mientras espera que la desnuden,
la expresión se esfuerza en desearse
a sí misma en blanco y negro,
y el ojo cuidadoso acecha
hasta sorprenderla empañándose,
empañada por matices de tensión,
físico desamparo.
Se trata de cazar,
y se trata de robo,
la víctima
lo consciente, sometiéndose,
y el ladrón llena de facciones, visajes,
su bolsa;
no supone angustias, trabajo aflictivo,
incomodidad, suceso infeliz.
pero es un tomar lo ajeno
desde artificios que requieren
ingenio en proporción directa
con la propiedad, limpieza,
austeridad de recursos,
y soluciones fortuitas, ocurrencias,
"Improvisación creadora", diría
de su pillaje el que aquí, súbito,
se decide a atacar cubriendo
las lentes con tules, muselinas,
y en el incomparablemente joven
perfil modela por distorsiones
otra carne, helada y luminosa,
placidez de máscara noh,
ascenso a lo andrógino.
De "Obra poética IV"
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