miércoles, 3 de junio de 2015

LUIS G. URBINA



 
Lubrica Nox

 

Miré, airado, tus ojos, cual mira agua un sediento,
mordí tus labios como muerde un reptil la flor;
posé mi boca inquieta, como un pájaro hambriento,
en tus desnudas formas ya trémulas de amor.

Cruel fue mi caricia como un remordimiento;
y un placer amargo, con mezcla de dolor,
se deshacía en ansias de muerte y de tormento;
de frenesí morboso de angustia y de furor.

Faunesa, tus espasmos fueron una agonía.
¡Qué hermosa estabas ebria de deseo, y qué mía
fue tu carne de mármol luminoso y sensual!

Después, sobre mi pecho, tranquila te dormiste
como una dulce niña, graciosamente triste
que sueña ¡sobre el tibio regazo maternal!
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario