sábado, 19 de septiembre de 2015

ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ




El gozo alucinado



El color se me adentra y no lo pinto;
La nota musical llega hasta el fondo
De la entraña cordial, y yo la escondo
En el sacro rincón de su recinto.

El árbol es aliento y no verdura,
Germinación de vuelo y no ramaje;
El ojo lo desliga del paisaje
Y lo clava en el dombo de la altura.

Apago soles y deseco ríos,
Borro matices y deshago formas,
Y en propio barro, quebrantando normas,
Modelo mundos para hacerlos míos.

Sobrepasa las cosas la mirada,
El sueño crece, lo real esfuma,
Y me embarco en las alas de la bruma
Corno en una galera aparejada.




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