miércoles, 10 de agosto de 2016

RAFAEL MORALES




La agonía del toro



Una mano de niebla temerosa
llega a tu corazón doliente y fría,
y aprieta lentamente, como haría
el aire más sereno con la rosa.

Su dulce sombra, mansa y silenciosa,
sube a tus ojos su melancolía,
apagando tu dura valentía
en la pálida arena rumorosa.

La dura pesadumbre de la espada
no permite siquiera tu mugido:
poderosa y tenaz está clavada.

Tú ves cerca de ti a quien te ha herido
y tiendes tu mirada sosegada
sin comprender, ¡oh toro!, cómo ha sido.




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