miércoles, 8 de marzo de 2017

EDUARDO CARRANZA




Soneto a la rosa
                                           A Jorge Rojas



En el aire quedó la rosa escrita.
La escribió, a tenue pulso, la mañana.
Y, puesta su mejilla en la ventana
de la luz, a lo azul cumple la cita.

Casi perfecta y sin razón medita
ensimismada en su hermosura vana;
no la toca el olvido, no la afana
con su pena de amor la margarita.

A la Luna no más tiende los brazos
de aroma y anda con secretos pasos
de aroma, nada más, hacia su estrella.

Existe inaccesible a quien la cante,
de todas sus espinas ignorante,
mientras el ruiseñor muere por ella.



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