Campos de la mariposa
Los
cuerpos, ah los dulces pobres cuerpos humanos
con su tronco y sus pencas, sus raíces desnudas
batiendo el aire: copas profanas que la noche
dotó de lenguas húmedas, de contráctiles manos
y
huesos inconformes cuya existencia muda
sube a la piel, pujante, descerrajando broches.
Abatidos parecen casi banderas puestas
a hinchar la superficie de los horizontales
sentidos
de la inercia, como lagos carnales
donde el placer arroja sus anclas imperfectas.
De pie, son el enigma constelado de grutas
y
cúspides turgentes que florecen o estallan:
Mensajes de uno mismo donde las voces callan
y emprenden el ascenso por innombrables rutas.
Los
cuerpos, ah los dulces pobres cuerpos humanos
llenos de lenguas húmedas, de contráctiles manos.
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