Novia
Tus
ojos tienen la profundidad
de
los espejos.
Muy
a lo hondo de tus miradas
hay
un paisaje verde, acribillado
por
las mil flechas de la brisa.
Tus
trenzas tienen el retorcimiento
de
los pecados.
Pero
son inocentes.
Bajo
mis manos palpitaban
mansas
y humildes como corderos.
Tus
piernas son altivas y castas.
Serenamente
te alzan sobre la vida
y
amansan su oleaje
como
dos rompeolas.
La
serpentina de tu risa
que
pintó de colores al viento
aprisionó
en su jaula la tarde
como
un pájaro deslumbrado.
Tu
voz es para mí como la música
de
las estrellas para los oídos
embelesados
de las sombras:
que
la escuchan toda la noche sin fatiga.
A
esta luna esponjada y plumada
como
pavo real
tu
voz tiene calor y ritmo de paloma.
Honda
guarida de tus manos
para
mi corazón.
Cuando
tú pasas
callan
los cascabeles de las horas
porque
el tiempo
de
las mil colleras vibrantes
se
inmoviliza
como
un corazón extasiado.
De “Ala del Sur”
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