Niña
Las
flexibles antorchas de tus manos
acarician en vano mi soledad;
el fruto banal que mordemos
cuelga tristemente cercado por la costumbre.
acarician en vano mi soledad;
el fruto banal que mordemos
cuelga tristemente cercado por la costumbre.
Yo
disfrazo mal mi torpeza
con el frío carmín del abandono;
el desdén rige mis dones
y tu placer es para mí un ensayo.
con el frío carmín del abandono;
el desdén rige mis dones
y tu placer es para mí un ensayo.
Mi
corazón distraído, sueña y se adormece
mientras la fuerza del deseo y tu juventud,
te impiden percibir que abrazas una ausencia.
mientras la fuerza del deseo y tu juventud,
te impiden percibir que abrazas una ausencia.
En
el borde del cielo, oh alcoba de oro,
mis ojos pensativos cuentan los astros
mientras tú, niña ávida, cuentas tus piastras.
mis ojos pensativos cuentan los astros
mientras tú, niña ávida, cuentas tus piastras.
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