martes, 29 de septiembre de 2015

CARLOS PELLICER CÁMARA


  

Que se cierre esa puerta



Que se cierre esa puerta
Que no me deja estar a solas con tus besos.
Que se cierre esa puerta
Por donde campos, Sol y rosas quieren vernos.

Esa puerta por donde
La cal azul de los pilares entra
A mirar como niños maliciosos
La timidez de nuestras dos caricias
Que no se dan porque la puerta abierta.

Por razones serenas
Pasamos largo tiempo a puerta abierta.
Y arriesgado es besarse
Y oprimirse las manos, ni siquiera
Mirarse demasiado, ni siquiera
Callar en buena lid.

Pero en la noche
La puerta se echa encima de sí misma
Y se cierra tan ciega y claramente
Que nos sentimos ya, tú y yo, en campo abierto,
Escogiendo caricias como joyas
Ocultas en la noche con jardines
Puestos en las rodillas de los montes,
Pero solos tú y yo.

La mórbida penumbra
Enlaza nuestros cuerpos y saquea
Mi inédita ternura,
La fuerza de mis brazos que te agobian
Tan dulcemente, el gran beso insaciable
Que se bebe a sí mismo
Y en su espacio redime
Lo pequeño de ilímites distancias.

Dichosa puerta que nos acompañas,
Cerrada, en nuestra dicha. Tu obstrucción
Es la liberación de estas dos cárceles;
La escapatoria de las dos pisadas
Idénticas que saltan a la nube
De la que se regresa en la mañana.



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