Audífonos
Cuando
aquel niño de ocho años entró a la biblioteca a buscar libros de origami para
revelar los secretos del adivino, supe que debía aprender a leer los labios. No
dije nada. En su lugar, le ofrecí un libro para dibujar dragones y otros
animales fantásticos. Aceptó. Aliviada, levanté el auricular del teléfono más
cercano e hice una cita con el audiólogo. Tanta poesía de golpe puede ser letal
para los oídos.
De: 400 nuevos soles
No hay comentarios:
Publicar un comentario