La hierva
Cuántas
cosas que pude haberlas dicho
y no
las dije.
Cuántas
horas que pude disfrutarlas
y no
fueron.
Cuántas
letras que se quedaron sueltas
sin
remedio.
Cuánta
vida que pudo ser raíz
y es
hoy astilla.
Por
conservar las normas de algún juego,
por no
poder salirme de las reglas
no pude
ser gaviota
ni
marinera espuma.
Y
apenas me quedé como la hierba:
tenaz y
humedecida.
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