John M. Church
Fui
abogado de la "Q"
y
de la compañía que aseguró
a
los dueños de la mina.
Soborné
a juez, jurado
y
cortes superiores
para
burlar al tullido,
la
viuda y el huérfano;
así
gané mi fortuna
y
en el Colegio de Abogados
me
colmaron de elogios elocuentes.
Los
tributos florales fueron muchos
pero
las ratas devoraron mi corazón
¡y
una serpiente anidó en mi calavera!
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