Hay
corazones sin dueño...
Hay
corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atroz
el laborioso espasmo de la carne.
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atroz
el laborioso espasmo de la carne.
Hay
corazones de repuesto,
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su locura.
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su locura.
Hay
corazones sobrantes
que se descuelgan como puños de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.
que se descuelgan como puños de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.
Y
hay también un corazón perdido,
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha encontrado
entre todas las cosas perdidas de la tierra.
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha encontrado
entre todas las cosas perdidas de la tierra.
Pero
todo corazón es un testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida.
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida.
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