domingo, 5 de enero de 2014

DELFINA ACOSTA



Acaso es tarde



Acaso es tarde.
No importa ya
que con favor del diablo coloque
mis jazmines en la acera,
mi zapato de tierra en la ventana,
y me quede en cuclillas, aguardando,
que alguien golpee de una vez mi puerta.
Acaso es tarde

Acaso es tarde
No importa ya
que con las gotas de un día
que en la fiesta fue lluvioso,
yo moje mis cabellos y mejillas,
y me quede sentada, parpadeando,
sobre el sillón de mimbre, en la penumbra.
Acaso es tarde.

Acaso el tiempo
me llegó de golpe
por andarme de madre,
por andarme de hija,
y este fuego nocturno que sube
por mis huesos, este aullido feroz
que levanta mi sangre,
ya no son señales
para llamar a nadie.
Acaso es tarde


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