Tus
ojos que no vi nunca en la vida
Tus
ojos que no vi nunca en la vida
turbarse
de deseo, ni saciados
dormirse
tras la entrega, ni extraviados
mientras
gimes loca y sacudida;
tu
oreja, dulce concha adormecida
que
no alojó a mi lengua de obstinados
embates
de molusco; tus negados
cerrados
labios de piedad prohibida.
que
hurtan tu lengua, rica pesca extrema,
ni
fueron nunca abiertos la diadema
de
coral húmeda y abrasadora
que
por tu rey mi miembro coronase:
yo
mismo en todo esto, hora tras hora,
mi
muerte fundo y a mi mal doy base.
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