jueves, 18 de febrero de 2016

PEDRO MIGUEL OBLIGADO




¿Para qué?




¿Para qué este deseo de un afecto profundo,
Y este afán de ser noble, y esta lucha por ser;
Si sólo viviremos un instante en el mundo,
Y la vida que aísla, no nos deja querer?
¿Para qué transformar el gemido en un canto,
Y aprender en las penas, a dar nuestros consuelos;
Si todos van huyendo, sordos por desencanto;
Y el hombre perseguido tiene horror de los cielos?
¿Para qué la bondad que provoca el abuso,
Cual los mimos que vuelven más caprichoso al niño;
Si aceptarán apenas, o le darán mal uso,
Al corazón que se hace pesado de cariño?
El esfuerzo destroza las alas del anhelo,
Y el bien con que soñamos es un ciego derroche.
¡Todas las flores no hacen jardín de este suelo,
Y todas las estrellas no pueden con la noche!
Y, ¿para qué, alma mía, vas a seguir tu empeño?
El camino se pierde: no se oye, no se ve…
Mejor es descansar en el lago del sueño:
¿Para qué? ¿Para qué?

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