sábado, 16 de abril de 2016

RUBÉN DARÍO




Pensamiento de otoño

                           De Armand Silvestre



Huye el año a su término
como arroyo que pasa,
llevando del Poniente
luz fugitiva y pálida.
Y asi como el del pajaro
que triste tiende el ala,
el vuelo del recuerdo
que al espacio se lanza
languidece en lo inmenso
del azul por do vaga.
Huye el ano a su termino
como arroyo que pasa.

*

Un algo de alma aun yerra
por los cálices muertos
de las tardas volubíles
y los rosales trémulos.
Y, de luces lejanas
al hondo firmamento,
en alas del perfume,
aun se remonta un sueño.
Un algo de alma aun yerra
por los cálices muertos.

*
Canción de despedida
fingen las fuentes turbias.
Si te place, amor mi\o,
volvamos a la ruta
que allá en la primavera
ambos, las manos juntas,
seguimos, embriagados
de amor y de ternura,
por los gratos senderos
do sus ramas columpian
olientes avenidas
que las flores perfuman.
Canción de despedida
fingen las fuentes turbias.

*

Un cantico de amores
brota mi pecho ardiente
que eterno Abril fecundo
de juventud florece.
¡Que mueran en buena hora
los bellos días! Llegue
otra vez el invierno;
renazca áspero y fuerte.
Del viento entre el quejido,
cual mágico himno alegre,
un cantico de amores
brota mi pecho ardiente.

*

Un cantico de amores
a tu sacra beldad,
¡mujer, eterno estío,
primavera inmortal!
Hermana del ígneo astro
que por la inmensidad
en toda estación vierte
fecundo, sin cesar,
de su luz esplendente
el dorado raudal.
Un cantico de amores
a tu sacra beldad,
¡mujer, eterno estío,
primavera inmortal!


[1887]


De: Azul

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